Las políticas de la Universidad Central de Venezuela atienden a las exigencias de un modelo de Universidad contrapuesto a las necesidades de la sociedad venezolana. “La casa que vence las sombras” se ha convertido en una institución que reviste un carácter excluyente y marginalizador al segregar de la educación superior a un contingente importante de jóvenes venezolanos. Las pruebas de admisión interna representan un mecanismo que legitima la exclusión, configuradas con alevosa intención de conformar un plantilla de estudiantes cuya composición social responsa a los intereses de un grupo determinado.
La figura de esta prueba esta ceñida al modelo de “examen objetivo” en donde se realizan planteamientos descontextualizados. De selección simple, con el propósito de cercenar el uso del leguaje y la memoria histórica, esta prueba solo mide el “rendimiento escolar”, dejando en 2 plano la esfera vocacional, la potencialidad, la actitud y la aptitud, otro de los componentes de esté instrumentos de exclusión es el renglón del nivel socio-económico, en donde los aspirantes reflejan su condición social, para ser comparada con el perfil reestablecido, porque quienes diseñan este sistema de “selección”.


La triste realidad de la prueba interna.


Del total de ingresos ofertados por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) en el año 2005, sólo fueron admitidos el 23,74% por prueba interna, de manera que el 76.26 % ingresó por otros mecanismos, muchos de los cuales son poco transparentes. En el mismo año demandaron ingreso a la facultad 6.554 y apenas fueron admitidos 1.408.
Esto expone la triste realidad de un mecanismo de admisión agotado, que atenta contra el pleno ejercicio de nuestro Derecho Humano y Constitucional a la Educación consagrado en la Carta Magna de la

República Bolivariana de Venezuela en su artículo 102. Hoy los hechos demuestran e imponen cuan urgente es abordar una discusión que nos permita diseñar políticas de admisión impregnadas con un profundo sentido de pertinencia social, de manera que la universidad cumpla con su deber ineludible de responder al grave problema descrito.



Por todo lo anterior proponemos:

La discusión profunda sobre la necesaria eliminación de estos mecanismos de admisión excluyentes que atentan contra nuestro Derecho irrestricto a la Educación Universitaria.
La conformación de los Comités de Bachilleres Sin Cupo, formas organizativas que lleven adelante la lucha de los bachilleres excluidos de la Universidad por su Derecho a ingresar a ella.