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movimientorevolucionariomarzo-28

A.B. Bardhan*

Algunos cuestiones en relación a los maoístas  Artículo del Secretario General del Partido Comunista de India sobre las acciones maoístas en el país. PC de India,Traducción del PCP


 
A.B. Bardhan*
En los últimos tiempos los maoístas han acaparado muchas noticias en India. Lalgarh y la ocupación maoísta de esa zona en el distrito de Midnapore Occidental, en Bengala Occidental y fronterizo con Jharkhand, acaparó titulares en los medios durante varios días. El tema sigue abierto aún hoy.


Sobre Lalgarh se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo. Pero ése no es el tema del presente artículo. Nuestra preocupación es hacia los maoístas que intentaron atrincherarse en Lalgarh, lindante con la frontera de Jharkhand, utilizando la agitación de los pueblos tribales contra las atrocidades de la policía estatal tras la explosión de una mina terrestre que se supone iba dirigida contra el Ministro Jefe.

Antes de Lalgarh se había producido una serie de ataques de guerrillas maoístas contra la policía, personal de la Fuerza Central de Reserva de la Policía (CRPF), de las Fuerzas de Seguridad Fronteriza (BSF), de la Fuerza Central de Seguridad Industrial (CISF), y ataques de comandos en Gadchiroli (Maharashtra), Dantewada (Chhattisgarh), Khunti (Bihar) Koraput (Orissa), Latehar, Dhamtari (Chhattisgarh) y más lugares, matando a más de 112 personas y causando varios heridos. El ataque en Damanjodi, en el distrito de Koraput, donde murieron 8 miembros del CISF, iba dirigido contra las instalaciones de una obra prestigiosa del sector público, la mina de Bauxita de Panchpatmali, de NALCO, y la mina de NMDC. El objetivo era robar el explosivo de alta calidad allí almacenado. Este asalto interfirió en el trabajo de estas obras públicas y creó una sensación de miedo entre los miles de trabajadores. El ataque más importante fue el que se hizo al campamento de la policía en el distrito de Bijapur (Chhattisgarh), donde murieron 68 policías. Todas estas acciones se produjeron en la víspera o durante elecciones. Obviamente, estaban orquestadas en vistas de las elecciones.

Esto llevó al Primer Ministro, Manmohan Sing, a declarar tan pronto como asumió el cargo que una de las principales prioridades del Gobierno UPA-II sería enfrentarse con el terrorismo y el extremismo de izquierdas. El Primer Ministro no dudó en enviar un mensaje de aviso a los maoístas en su discurso del Día de la Independencia desde las murallas de Red Fort. Dijo: “quienes piensan que pueden tomar el poder por el uso de las armas no entienden la fuerza de nuestra democracia. El gobierno central redoblará sus esfuerzos para enfrentarse a las actividades naxalitas”.

El tema de la lucha contra el extremismo izquierdista estuvo en la agenda de la conferencia de Ministros Jefe del 17 de agosto, compartiendo prioridad con el desastre de la sequía.

Previamente, había dicho que había 160 distritos bajo control de los maoístas, o que se habían infiltrado en todos esos distritos. Cuando se le preguntó en una entrevista sobre cuándo territorio estaba realmente bajo control, Gahapathy, Secretario General del PCI(Maoísta), en una muestra de humildad, contestó que estaban “muy halagados por tales cifras”, pero que ello sólo demostraba hasta qué punto ellos (los maoístas) “se habían convertido en una pesadilla para las clases dirigentes reaccionarias de India”. “La mayoría de esas cifras” dijo, “están sólo en su imaginación y se exageran deliberadamente para desplegar más fuerzas policiales y enviar más fondos para reprimir el movimiento revolucionario”. Al mismo tiempo no evitó fanfarronear diciendo que “nuestra influencia alcanza mucho más que eso”.
Hoy día los maoístas son objeto de discusión en los círculos políticos y mediáticos. Por tanto es necesario saber más sobre ellos. Las primeras fuentes deben ser siempre sus propios documentos, donde han plasmado sus políticas, sus objetivos, su estrategia y táctica como partido revolucionario que dicen ser. Eso debería vincularse a su práctica actual.

Tengo conmigo tres de sus documentos más importantes, que son:

(i) Su Programa, que parece ser que trabajaron y adoptaron en su IX Congreso. Este congreso fue el Congreso de Unidad celebrado tras la unión del PCI(ML)-Guerra Popular, el Centro Maoísta Comunista de India (MCCI) y el PCI(ML)-Partido de Unidad, transformándose en el PCI(Maoísta). Este IX Congreso se celebró en secreto en 2007, 37 años después del VIII Congreso del PCI(ML)-GP;
(ii) La entrevista con Ganapathy, Secretario General del PCI(Maoísta). Se trata de una larga y amplia entrevista que trata prácticamente todos los aspectos de su Programa, sus actuales actividades y más. Fue publicada por un tal Azad, portavoz del PCI(Maoísta) en abril de 2007; y
(iii) Un Informe sobre la Situación Postelectoral – Nuestras tareas, emitido por el Politburó del PCI(Maoísta) el 12 de junio de 2009.

Todos ellos son documentos muy detallados y amplios. Merecen ser analizados y tratados en un folleto político más adelante. En este artículo sólo pretendo tocar algunos aspectos que son de inmediata preocupación para el movimiento.

El Programa del Partido comienza afirmando que las dos corrientes que se juntaron para formar el PCI(Maoísta) “aparecieron en el curso de la aplicaciónd el marxismo-leninismo-maoísmo (MLM) a las condiciones concretas de India y mediante la lucha, la denuncia y la ruptura con el viejo revisionismo del PCI y del PCI(Marxista)”. Tiempo atrás, durante la ruptura con el PCI, el PCI(Marxista) tildó al PCI de “revisionista”. Ahora es el turno del PCI(Marxista) de ser tildado de lo mismo. Sólo queda el PCI(ML)-Liberación. El camarada Ganapathy se refiere a este último diciendo que el “grupo Liberación, dirigido por Vinod Mishra, comenzó su degeneración en los primeros años 80 tras una historia de gloriosa lucha durante los años 70...”

Tras descartar de forma similar a algunos otros grupos de quienes dice que “siguieron posponiendo para algún prometedor día futuro el inicio de la lucha armada contra el estado”, sólo queda el PCI(Maoísta) como el único “partido revolucionario” que lleve a cabo la guerra popular prolongda y dirija a todas las fuerzas del país en ambas fases, la de revolución democrática y la de revolución socialista. Queda al criterio de cada cual si de esta manera la dirección de la Revolución India se enriquece o se empobrece.

Con el fin de proyectarse como el único y verdadero defensor de las “masas sublevadas” contra toda forma de represión y política antipopular del gobierno, el PCI(Maoísta) ha llegado muy lejos en la crítica a los partidos principales y a todos los demás grupos comunistas. Tampoco ignoran su papel en mantener contra las cuerdas al gobierno de Manmohan Singh. Así, en su Informe sobre la Situación Postelectoral, dicen:

“El hecho de que hay sido reelegida la UPA encabezada por el (Partido del) Congreso (en adelante, el Congreso, N. del T.), con éste mejorando su número de escaños y en una posición de jugar un papel más decisivo en comparación con el período último, ha dado a la UPA y a su principal miembro, el Congreso, más oportunidades para desatar una ofensiva militar mayor y más brutal contra nuestro Partido y nuestro movimiento. En el último gobierno, en el que tenía menos escaños, el Congreso dependía totalmente de sus distintos aliados para seguir en el poder, y la Izquierda ejerció también bastante presión sobre el gobierno de Manmohan Singh durante casi cuatro años. Hemos de tener presente que los resultados han dado la oportunidad al gobierno de la UPA para que ponga en marcha una legislación más draconiana y aplique más medidas fascistas y represión de las luchas populares”.

El Informe de los maoístas sobre las elecciones se extiende sobre su campaña de boicot a las mismas. Dice que, para ganar legitimidad para su dominio y restaurar la imagen del sistema parlamentario, las clases dominantes han utilizado todos los medios a su alcance, incluso obligar a votar bajo la amenaza de la pistola (amplias fuerzas de seguridad se movilizaron para asegurar unas votaciones pacíficas, N. del A.). El objetivo era, de esta forma, asegurar un alto porcentaje de voto y un gran tanto para la democracia en India.

“Los dirigentes reaccionarios”, dicen, “intentaron por todos los medios a su alcance frustrar el llamamiento al boicot de las elecciones hecho por nuestro partido”. Y siguen afirmando que “globalmente, la mayoría de los votantes mostró gran consciencia en esta ocasión al mantenerse lejos de las urnas. Nuestra campaña de propaganda fue tan efectiva que prácticamente no hubo campaña electoral en la mayoría de las áreas rurales de Dandakaranya (distritos de Dantewada, Bijapur, Narayanpur, Bastar y Kanker, y en algunas zonas del distrito de Rajnandgaon); en muchos distritos de Bihar y Jharkhand, donde el porcentaje de voto cayó drásticamente con respecto al de 2004; en Midnapore Occidental, Bankura y Purulia, y prácticamente boicot total en el área de Lalgarh en Bengala Occidental...”

En primer lugar, ¿cuáles son los hechos?

Los porcentajes de voto no han cambiado mucho en las últimas tres décadas. La participación fue del 60,5 por ciento en 1977 y en esta ocasión del 58,2 por ciento. Sólo un poquito menos. Sería un autoengaño pensar que la campaña de boicot ha tenido algún impacto material.

En cuanto a las fuerzas de seguridad armadas que fueron movilizadas para garantizar una alta participación, es igualmente cierto que el boicot en algunas zonas nombradas por los maoístas también fue reforzado bajo la amenaza de las armas. Se amenazaba gravemente a quien se atreviese a acudir a las urnas. En Dandakaranya, podemos decir desde la experiencia que el apoyo del boicot ayudó al BJP/Congreso a ganar en las elecciones a la asamblea y al parlamento, y perjudicó seriamente a los candidatos del PCI que habían estado desde el primer momento abiertamente en primera línea de la lucha contra las amenazas del Salwa Judum (movimiento paramilitar anti-maoísta en Chhattisgarh, N. del T.).

Debemos recordar que, en cuanto Mahendra Karma, jefe de la oposición del Congreso, formó el grupo conocido como Salwa Judum, el PCI celebró una conferencia de prensa en Raipur y condenó este acto como un intento de enfrentar a las tribus y crear condiciones de guerra civil. Después, el mayor mítin contra el Salwa Judum fue organizado por el PCI en Jagdalpur, y también en Lohandiguda y Dantewada, con presencia de los principales dirigentes del PCI. El Congreso y el BJP han trabajado conjuntamente en esta cuestión. Estos son datos conocidos.

El ejemplo de Mumbai, donde sólo hubo una participación del 43,52 por ciento y que los maoístas mencionan alegremente en su Informe está bastante fuera de lugar. No se trata de que el sistema parlamentario haya perdido credibilidad a los ojos de la amplia mayoría popular de esa ciudad. Hay otros factores responsables de ese resultado.

Se puede entender el uso del “boicot” como arma en algún caso particular, en algún momento particular, debido a circunstancias específicas, pero saludarlo como la “aparición de una tendencia importante”, como forma dominante de lucha, lo eleva al status de política general, de táctica general del movimiento. El boicot no puede ser una línea táctica, sino una forma específica de lucha adecuada para condiciones especiales. No surge del carácter de la institución (en este caso el Parlamento), sino como una forma de evitar su aparición, por ejemplo cuando hay un levantamiento revolucionario y la clase dirigente intenta desviar el levantamiento por unos u otros medios.

Nosotros, los comunistas, somos plenamente conscientes de los defectos del actual sistema. Tenemos experiencia. Hasta 145 parlamentarios de 543 han sido elegidos con menos del 20 por ciento de su electorado. Es tanta la competencia entre candidatos de distintos partidos, también con independientes, que debido a la división del voto un candidato puede ser elegido con menos del 10 por ciento de los votos. Para evitar esto, en algunos países existe la previsión de que si un candidato no obtiene más del 50 por ciento de los votos (50 por ciento más 1), debe enfrentarse a una segunda vuelta entre el primer y el segundo candidatos. Pero India ha copiado fielmente el sistema británico, que no sirve para nosotros.

En el imperante sistema capitalista, en el que reina el dinero, los votos se compran y el poder económico juega un papel importante, de manera que las elecciones se alejan cada día más del alcance de los pobres y la gente corriente. No es sorprendente que el actual parlamento tenga más de 300 miembros que se reconocen como “crorepatis” (término para definir a los muy ricos, N. del T.). También hay criminales en los bancos de ambas Cámaras.

Éstos y otros aspectos del actual sistema parlamentario no se pueden ignorar. Pero, ¿pueden llevar a la conclusión de que se trata de una “institución podrida, maloliente”, un “gallinero” y nada más? El pueblo indio participa con regularidad y ampliamente en las elecciones legislativas. Las han utilizado para cambiar gobiernos, para echar a un partido gobernante que no les gustaba y castigar a los miembros de la clase dominante equivocados con sus actos antipopulares. Han sido capaces de agitar y plantear asuntos vitales para que fueran corregidos, para atar en corto a los gobiernos, combinando eso con luchas de masas. El factor decisivo en todos los casos, por supuesto, es la acción de las masas. No obstante, esto no siempre se refleja fielmente en el parlamento. Pero esa lucha debe continuar. El sistema parlamentario tiene sus limitaciones, ya lo sabemos.

El Movimiento Comunista en India ha presionado desde el principio por un sistema de representación proporcional. Suprimirá el sistema uninominal mayoritario, que generalmente sirve para elegir gobiernos basados en minorías de votos, tal como ha ocurrido con la mayoría de nuestros gobiernos, incluido el actual. También ha defendido la posibilidad de revocar a los miembros electos que hayan perdido la confianza de sus electores.
Hemos entrado en esta corta disertación para mostrar que el sistema electoral no es un tema que se pueda rechazar a la ligera, sino que requiere elevar la conciencia política, llevar a cabo acciones de masas sobre cada tema concreto junto al desarrollo de la lucha de clases.


Sobre la aniquilación y asesinato de cuadros de otros partidos:

El asesinato de varios cuadros del PCI(Marxista) de comités locales y zonales, e incluso de camaradas de base miembros de consejos comunales en la zona de Lalgarh ha planteado varias cuestiones sobre la posición maoísta y su enfoque en estos asuntos. Los hogares de esos cuadros han sido incendiados y las sedes del PCI(Marxista) y el PCI han sufrido asaltos vandálicos. Incluso se ha llegado a quemar la bandera roja que había en esas sedes. No es necesario decir que esto ha indignado no sólo a los seguidores de estos partidos, sino a otros sectores democráticos. El intento de algunos medios de caracterizarlos como “asesinatos por venganza” no sirve, puesto que ¿dónde finaliza la cadena de venganza?

Si una persona muere en combate durante un enfrentamiento armado, se puede entender. Pero, ¿cómo justifican los maoístas que una persona, un rival político, sea sacado de su casa, o sufra un asalto, se le tire al suelo y se le liquide? ¿Hay alguna diferencia entre eso y el asesinato a sangre fría?

Los maoístas no pueden esquivar esta acusación, ya lo saben. Por ello en el curso de la entrevista de Ganapathy, se planteó la pregunta y el secretario general decidió responder refiriéndose al caso que tuvo lugar en 2007, la muerte de Sunil Mahto, líder del partido JMM (Jharkhand Mukti Morcha) y parlamentario en Jamshedpur.

En su respuesta, Ganapathy decía: “queremos dejar una cosa clara. No estamos a favor del asesinato indiscriminado de dirigentes o militantes de base de partidos políticos. Nos basamos básicamente en la movilización de las masas para aislar, denunciar y combatir las políticas antipopulares de varios partidos políticos y los ataques de las bandas paramilitares que se enfrentan con los escuadrones de nuestro EGLP (Ejército Guerrillero de Liberación Popular). El asesinato de Sunil Mahto no debe interpretarse como un antagonismo hacia el JMM en conjunto. No estamos en contra del JMM siempre que desista de su postura de indulgencia hacia las actividades antipopulares y ataques contra el movimiento revolucionario”.

Continuó justificando el asesinato, afirmando que: “en el caso de Sunil Mahto, tuvimos que eliminarle simplemente porque había estado activamente implicado en el desencadenamiento de una brutal represión sobre el movimiento revolucionario en Jharkand”.

¿Puede aceptarse esta explicación de y por revolucionarios? ¿Por qué se sacó de sus casas a miembros del PCI(Marxista) y se les asesinó en Lalgarh y otros lugares? ¿Eran enemigos de clase, dirigentes de grupos paramilitares, informadores de la policía o qué? ¿En qué categoría los incluyen los maoístas? ¿Son combatientes o simple y llanamente rivales políticos que han sido eliminados para capturar y dominar la zona? ¿Cómo es que en este tema los maoístas en Lalgarh actúan junto con los activistas del Congreso Trinamul y los denominados Comités “Populares” contra las atrocidades policiales? ¿Cuál es la organización frentista de los maoístas?

El propio líder maoísta en Lalgarh ha contado cómo ayudaron al Congreso Trinamul en el asunto Nandigram y cómo el Congreso Trinamul trabajó con ellos en Lalgarh. Al mismo tiempo, los dirigentes de Trinamul se han convertido en ministros del gobierno UPA en el Centro, y por ello esperaba que, a cambio, la dirección de Trinamul presionaría en el Centro para no cooperar con el gobierno de Bengala Occidental en la operación de Lalgarh. Esto es una información de primera mano sobre el nexo entre los maoístas y el Trinamul. ¿Cuáles son los objetivos a corto y a largo plazo?

Se puede ver el objetivo a corto plazo. Se trata de desestabilizar al gobierno del Frente de Izquierda creando la anarquía general, y mantener la situación así. Los ministros de Trinamul habían estado en la zona para caldear la situación y así ayudar a los maoístas en Lalgarh.

Pero, ¿y el objetivo a largo plazo? ¿Es parte de la línea táctica general de los maoístas llevar al Trinamul al poder en Bengala Occidental, además de su participación en el gobierno del Centro? Los maoístas son conscientes de este problema. De hecho, en su Informe sobre la Situación Postelectoral, los maoístas han tomado nota de que en Bengala Occidental, irónicamente (término suyo), el Congreso Trinamul de Mamata se oponía implacablemente a las reformas económicas iniciadas por el Gobierno del Frente de Izquierda por sus propias razones. Ambos partidos tienen mucho trabajo enfrente para explicar su trabajo codo a codo en la campaña de anarquía y asesinato que han desatado en partes de Bengala Occidental.

Pero regresemos al tema de las muertes y asesinatos de individuos, y la práctica de la violencia contra los no combatientes. Hay observaciones extremadamente esclarecedoras sobre estos asuntos realizadas por Fidel Castro, uno de los mayores revolucionarios del mundo, una leyenda vida que se ha tenido que enfrentarse a la mayor potencia militar del mundo, el imperialismo norteamericano, y no sólo en una operación o dos, sino que lo lleva haciendo desde hace más de 50 años. Existe prácticamente un compendio de sus análisis sobre éste y otros asuntos, publicado en forma de libro: “Conversaciones con Fidel”. Por necesidades de espacio en este artículo damos sólo unos extractos muy cortos:

P. ¿Utilizaron el terrorismo, por ejemplo, contra las tropas de Batista, o estuvieron implicados en algún plan de asesinato?

R. Ni terrorismo ni asesinatos. Usted sabe que nos oponíamos a Batista pero que nunca intentamos atentar contra su vida, incluso aunque podíamos haber tenido éxito porque era vulnerable. Era mucho más difícil luchar contra su ejército en las montañas o tomar puestos defendidos por todo un regimiento.

P. ¿Y qué hay de la teoría de las acciones que pueden causar víctimas inocentes?

R. Si hablamos de la guerra, nosotros no tuvimos ese problema porque nuestra guerra duró 25 meses, y no recuerdo un solo caso de civiles muertos en ninguna de las batallas en las que luchó la 1ª Columna. Tendría que preguntar a otros jefes militares si recuerdan que se diese algún caso durante sus operaciones.

Nuestro principio era no poner en peligro a gente inocente; era nuestra filosofía. Era un principio que siempre se observaba, como un dogma. Hubo casos en los que los luchadores clandestinos que pertenecían al Movimiento pusieron bombas, lo que era parte también de las tradiciones de la lucha revolucionaria en Cuba. Pero no queríamos hacerlo, no estábamos de acuerdo con ese método. Realmente nos preocupaban los civiles en aquellos combates en los que pudieran estar en peligro.


P. Hoy en día existen grupos violentos en otros lugares del mundo que utilizan el asesinato indiscriminado y el terror para lograr objetivos políticos. ¿Rechaza tales métodos?

R. Le diré que no se puede ganar una guerra simplemente practicando el terrorismo, puesto que te estarás ganando la oposición, la enemistad y el rechazo del pueblo, al que necesitas de tu lado para ganar esa guerra.

No olvide lo que he dicho: ya teníamos formación marxista-leninista y le he dicho las ideas que teníamos. Esa educación influyó en nuestras estrategias. No es necesario acudir al asesinato cuando sabes que no tiene sentido.

Ni los teóricos de nuestras guerras de independencia ni quienes defendían ideas marxista-leninistas abogaban por la comisión de asesinatos o acciones donde pudiese morir gente inocente; éstos no eran métodos contemplados en la doctrina revolucionaria.

Sin esa política y ciertas concepciones operativas no hubiéramos podido ganar la guerra.

P. Sin embargo, en Sierra Maestra ustedes tuvieron que establecer la “justicia revolucionaria”, que les llevó a aplicar la pena de muerte, ¿no es así?

R. Únicamente en casos de traición. El número de personas condenadas a muerte fue mínimo. Recuerdo el caso de un brote de bandidismo en el seno de un grupo de colaboradores del Ejército Rebelde en un momento en que éramos una fuerza muy limitada; no llegábamos a 200 hombres.

Para nosotros, tal brote podía haber sido devastador, y simplemente tuvimos que ejecutar a algunos. A algunos de los que habían robado en casas o en tiendas fueron juzgados. En aquella ocasión, en medio de la guerra, aplicamos la pena de muerte. Era inevitable, y efectivo, porque tras eso nunca más ningún miembro del Ejército Rebelde robó en una tienda. Se creó una tradición. Prevalecieron la ética revolucionaria y el absoluto respecto por el pueblo.
 
El Comandante Fidel Castro, con su característica modestia, dijo que la suya no fue la única guerrilla que luchó con principios éticos.


Antes que él, los patriotas vientamitas y otros revolucionarios similares, adoptaron los mismos principios éticos. La ética no es sólo una cuestión moral. La ética, si es sincera, también puede dar frutos, declaró.

“Si no hubiéramos aplicado esta filosofía, los combatientes podrían haber disparado a prisioneros y podrían haber cometido todo tipo de actos reprochables. Había mucho odio hacia la injusticia y el crimen”.

Estoy seguro de nadie puede pensar en Castro como un liberal sentimental. Es un revolucionario y habla de la ética revolucionaria como un principio, una filosofía y una táctica durante la guerra revolucionaria.


El enfoque y las acciones de los maoístas en India no pueden ganar a las abrumadoras masas para la causa de la revolución. De hecho, creo que dañan a la causa por la que los comunistas comprometen sus vidas.


Como dije en la introducción, este artículo toca sólo unos pocos aspectos. Un análisis más detallado tendrá que esperar.


*A.B. Bardhan es Secretario General del Partido Comunista de India.

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